Pascua de Baratze 2017

Como cada año, compartimos la vivencia de la Pascual Juvenil de Baratze. Aquí podéis encontrar las enseñanzas, algunos cantos, lo más destacado de las celebraciones, y todo aquello que consideremos de interés para ser compartido. ¡Buena Pascua!

JUEVES SANTO

Ongi etorri!!! Sed bienvenidos a la celebración de la Pascua 2017, aquí en Baratze. Estamos contentos. Todo es más bonito este día. Comenzando por la climatología, porque tenemos uno de los mejores días de todo lo que llevamos de año. Sol y buena temperatura, y esto es bueno, muy bueno, para quienes tienen que viajar. El Señor los traerá con más gozo en el corazón.

Y estamos contentos porque el Señor comienza a lo grande. Nos hemos reunido para orar todos los que hemos estado preparando esta Pascua y cumpliendo así su encargo. Y nos ha dado una promesa. Su gracia nos va sorprender, porque romperá techos y fronteras, alargará nuestra capacidad de visión. Porque su gracia es mucho más grande de cuanto podamos imaginar. Os la dejamos, para que la podáis escuchar también vosotros y podáis agarraros a esta promesa. Palabra de Jueves Santo.

Nos hemos juntado muchos. Dicen que los apuntados somos 148. Así será. La sala está llena, de verdad, y da gusto ver no sólo tanta gente, sino gente con tantas ganas de vivir esta Pascua.

La primera parte de la tarde, como siempre ha comenzado con la bienvenida y los cantos que nos han situado ante lo que vamos a celebrar. Luego ha venido la primera enseñanza. La palabra es importante, para que nos conduzca adecuadamente al encuentro con el Señor, y a esa conversión que él y nosotros necesitamos para que su paso dé fruto en nuestro corazón. Se nos habla del sí de Jesús, nacido -cómo no- del sí de María. Y se nos habla de un sí que lleva tilde, que no es una condición, sino una afirmación. Así fue el sí de Jesús. Y así ha de ser el nuestro para que sea eficaz y cambie nuestra vida. Porque Jesús, como dice San Pablo, no fue primero sí y luego no. En él todo fue un sí. (2 Co 1,19). Enseñanza del Jueves Santo

Tras un rato de descanso y de haber preparado la sala de modo conveniente, hemos celebrado ls Cena del Señor. Una preciosa Eucaristía. Se nos ha hablado en la homilía del amor cristiano, del servicio, que es el rostro del amor, y del sacerdocio, regalo del Señor a su Iglesia en este Jueves Santo cuyo memorial revivimos hoy. Al terminar la Cena del Señor, hemos ido en procesión a la capilla preparada para estos días llevando el pan consagrado para recibirlo mañana en la celebración de la Muerte del Señor. Homilía del Jueves Santo

La cena, riquísima, nos ha repuesto y ha alegrado lo poco que podía quedar triste a estas horas. Cuando nos volvemos a juntar se nota esta satisfacción, y ya estamos dispuestos para el último acto de este Jueves Santo: la Hora Santa. Tras la motivación, vemos un trozo de una de las películas de Jesús de Nazaret, justo el trozo que se refiere a todo lo vivido en la tarde-noche del Jueves Santo. Y al terminar, hemos tenido un buen rato de oración-adoración con la que terminamos la jornada. A estas horas la mayoría ya descansan en sus camas, mientras un buen grupo acompaña al Señor en la capilla. Como siempre, no le faltará compañía, por los turnos de vela, hasta la celebración vespertina de mañana. Damos gracias a Jesús por esta tarde y por todo lo que nos ha dado. ¡Gloria a Él!

VIERNES SANTO

Nos ha salido un día tristón, acorde con lo que hoy vamos a celebrar. El Viernes Santo nos invita a acompañar a Jesús en su juicio, su Pasión y en su muerte. Así que no hacemos mucho problema si también la meteorología se une al gris de los acontecimientos de hace más de dos mil años.

A las nueve de la mañana empiezan a aparecer, desperezándose, poco poco los chavales y no tan chavales. Derechos al comedor, para desayunar. Hay que hacer acopio de fuerzas, pues el día que nos espera lo va a requerir.

Comienza la jornada como tal con el Vía Crucis. Tomamos la misma película que comenzamos a ver ayer. Así nos colamos en la Pasión de Jesús como espectadores privilegiados. Más que espectadores, porque hay ganas en el personal de acompañar a Jesús con nuestra oración y nuestros cantos. Cuando termina la proyección, comienza un rato de oración-laudes. Ha sido un momento rico, ungido. Jesús, quiero agradecer tu amor que te llevó a la cruz. Éste y otros cantos nos van a ayudar a expresar a Jesús los sentimientos que queremos compartirle. Un poquito de este ambiente se puede compartir en este enlace. CANTOS DE LAUDES

Tras un momento de descanso, comienza la enseñanza. El sí de Jesús se prolonga en sus momentos de dificultad y de fracaso. Es un sí dicho a Dios, un sí del que no se volverá atrás. Porque en él no hay compartimentos estancos. Hay unidad de corazón, la que pide al Padre para nosotros y entre nosotros. Enseñanza del Viernes Santo

La tarde ha estado repartida entre la Celebración de la Muerte del Señor, que nos ha ocupado algo más de dos horas, con una participación de todos los presentes, y el tiempo dedicado a las confesiones y a los grupos de compartir, que ha tenido una duración de una hora y media. En las confesiones han tomado parte los grupos de los más mayores, y reservamos para mañana a los grupos más jóvenes.

Comentamos en la cena el estupendo ambiente que hay y lo contentos que están todos los chavales. Es un milagro que esto sea realmente así, y una muestra de que el Señor nos acompaña y que está haciendo su obra.

Para la noche dejamos el montaje «Rendir la vida a Jesús». Nos ayuda a hacer una adoración de la cruz más pausada y dedicada de lo que hemos tenido en la celebración de la muerte del Señor.

Hace ya más de media hora que terminó la adoración del Señor. Es la una y cinco minutos de la madrugada. Y todavía hay gente que se resiste a salir de la sala e irse a la cama. Lo de esta noche ha sido antológico. El Señor se ha desbordado de una manera increíble. Sólo preguntábamos: ¿pero qué ha pasado? Podemos decir que hay una alegría muy grande en esta casa. Y es que el Señor ha debido decidir que hoy dejaba un regalo grande para todos. Un canto en lenguas que ha durado más de quince minutos. Impresionante. Y una palabra en lenguas, traducida después. «Yo lo hago todo nuevo hoy…» ¡ Y tanto que lo ha hecho todo nuevo! ¡¡¡Gloria al Señor!!!

SÁBADO SANTO

Como ayer, a las nueve, con puntualidad suiza, se iba llenando poco a poco el comedor para el desayuno. Hay que preparar una jornada que va a ser muy especial. Y después de la experiencia vivida ayer a la noche, se intuye especialmente interesante.

Así, a las 10,30 comenzamos los laudes. No hace falta decir que la alabanza ha sido desbordante. Lo suele ser por lo general todos los años. Pero nunca como hoy. Hoy el canto ha sido canto de verdad. Hoy se veían las campanillas de todos. Chus habría disfrutado!! Aquí encontraréis la prueba de ello.

Tras los laudes, un rato de descanso. A las 13 horas, nos reunimos para dar paso a una enseñanza que ha durado exactamente 63 minutos. Estos chavales son  unos héroes!!!  Ni pestañear han hecho. ¡Qué maravilla! Enseñanza del Sábado Santo

Aunque con retraso sobre la vivencia, antes de cerrar este diario de la Pascua de Baratze, queremos añadir cómo vivimos la tarde-noche del sábado santo, y, sobre todo, la preciosa fiesta de laVigilia Pascual.

La tarde estuvo ocupada por dos momentos importantes. Uno de ellos el del sacramento de la reconciliación para los grupos de los más jóvenes mientras los otros grupos compartían sobre la enseñanza de la mañana y sobre todo lo que ha representado para todos la experiencia de la adoración de la cruz el viernes santo y los laudes de esta mañana. Estamos seguros de que el Señor ha hecho algo grande, y muy especial, por cierto. Fuimos seis los sacerdotes que pasamos dos horas enteras confesando, pues, además de los habituales nos echó una mano el rector del seminario de Bilbao. El segundo momento consistió en una oración de sanación en la asamblea. El Señor se manifestó con poder, y eso siempre se nota en la alegría de los rostros.

Tras la cena, vivimos la Vigilia Pascual. Toda una fiesta. Es algo siempre difícil de trasmitir, pero siempre también una celebración preciosa. Se prolongó más allá de las dos horas y media, pero no había prisa por terminar. Y eso pese al cansancio que se notaba. Las noches han sido breves, y los días muy largos. Mucho más de lo que estamos acostumbrados por lo general. Y eso se paga. Pero es un precio de Pascua de Resurrección, es decir, de esos que se satisfacen con gozo. Y el Señor nos ha visitado con el don de la alegría. Y también con el de la fraternidad. Son muchas las manos que ayudan a hacer que la casa vuelva a ser la que era. Y eso es siempre una gracia. Y particularmente lo es cuando el cansancio hace acto de presencia en el grupo.

Una vez más, la experiencia ha sido digna de ser vivida en Baratze. Gracias a todos los corazones que la han hecho posible. Gracias muy particulares a nuestro equipo de cocina, que nos ha cuidado con un mimo digo de las cinco estrellas del mejor restaurante. Que el Señor nos acompañe en el camino, y que se nos haga presente en este tiempo Pascual, porque queremos VERLO y RECONOCERLO allá donde quiera manifestarse.

¡Jesús vive y es el Señor! ¡Gloria a él por los siglos!